Rev. Richard Aguilar

Reseña biográfica

Richard Augilar - Portrait

El Pastor Richard Aguilar fue llamado por la misericordia de Dios siendo un adolescente de 14 años en Ecuador, cuando escuchó el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo en un Campamento de Verano. Después de esa experiencia, se animó a descubrir respuestas bíblicas a preguntas acerca de Dios y los propósitos de la vida. Por la Providencia de Dios contactó a la radio emisora cristiana, HCJB, que lo guió en caminos más profundos hacia Cristo a través del Evangelio.

Posteriormente, Richard estudió Comunicaciones en el Centro Cristiano de Comunicaciones– HCJB / Northwestern College en Quito, Ecuador. En 1988, se casó con Cindy y juntos han sido bendecidos con cuatro hijos varones, tres nueras y cinco nietos.

En 1993, Richard recibió el llamado al ministerio. El Señor le abrió las puertas para que asistiera al Seminario Teológico Reformado en Orlando FL., donde se le otorgó el título de Maestría en Divinidad. Después de cumplir con todos los requisitos para ser Ministro de la Palabra, fue ordenado en la Iglesia Presbiteriana del Ecuador el 24 de mayo de 1998.

Por la gracia de Dios, durante los últimos 27 años, el Pastor Aguilar ha servido a Su Iglesia y Reino ofreciendo esperanza y aliento mediante la predicación y el asesoramiento pastoral, liderando programas de discipulado y capacitación pastoral, y hablando en conferencias y retiros. Él está agradecido con el Señor por el privilegio de haber servido como pastor, fundador de iglesias, profesor de teología, mentor de misioneros y miembro de la junta de la Sociedad Bíblica Unida-Ecuador.

Hoy, está sirviendo a tiempo parcial en Peachtree Corners Presbyterian Church como Director de Acercamiento Comunitario y está inscrito en el Seminario Erskine para continuar su educación ministerial hacia un Doctorado en Ministerio.

Finalmente, Estas son las palabras del Pastor Richard Aguilar:

“El propósito fundamental de nuestra existencia es realizar todo con profundo afecto y reverencia al Señor nuestro Dios. De esta manera, todo se incluye, porque todo es para el honor de Dios: nuestras familias y amistades, nuestros trabajos y vocaciones, nuestras responsabilidades y esfuerzos, nuestras alegrías y tristezas, lo pequeño y lo grande.  Todo se rinde, nada se deja, todo se ofrece para la gloria de Dios”.